Qatar 2022 fue la coronación de un nuevo rey del fútbol que, ante la ausencia de ‘O Rei’, adquiere un nuevo significado para quienes viven, comen y respiran fútbol. Qatar fue una oración a ‘D10S’ que en el cielo alentaba a Lionel con Don Diego y la Tota en el último penal de la final.
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Hoy que todo el mundo habla de Lionel Messi y su coronación como el máximo exponente del fútbol mundial por su consagración en Qatar 2022, es imposible no evocar la memoria del gran Diego Armando Maradona en el mundial de México 1986, una copa que marcó un antes y un después en el más bello de los deportes.
La Segunda Guerra Mundial, un conflicto que dejó cerca de 50 millones de muertos y a Europa completamente devastada, paralizó al planeta entero entre 1939 y 1945. Este hecho marcó un antes y un después en el mundo, obviamente el fútbol se vio afectado por la crudeza de un acontecimiento tan catastrófico como cruel. Por ello, durante la década del 40, ningún mundial se jugó. Recién en 1950 y ante la reconstrucción que atravesaba el ‘viejo continente’, el torneo más importante aterrizó en Brasil. Un total de 34 selecciones quisieron acudir y se tenía prevista la participación de 16 equipos. Sin embargo, la baja a última hora de varios países hizo que al final queden 13 escuadras, 6 de Europa y 7 de América, incluyendo Estados Unidos y México.
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Es complicado pensar en ser parte de un mundial que se realizará tan lejos, vivir la alegría del fútbol en partidos que se jugarán a horas en las cuales hay que trabajar… Pero, gracias a la tecnología y a la conectividad dentro y fuera de la cancha los límites, poco a poco se desdibujan.
La década de los 60’s en el mundo generó cambios transcendentales. En la cultura, Andy Wahrol y su arte pop mostraban una nueva forma de entender las imágenes; los Beatles por su parte revolucionaron la música, con su Rock and Roll. Mientras tanto, en el fútbol quien más sino Pelé era el llamado a reinar el planeta, con sus gambetas y sus irrepetibles goles, junto a él un tal Mané Garricha, quien fue el líder de Brasil en la conquista del título mundial del 62. En esta década, Inglaterra también levantó un trofeo mundial de la mano de Bobby Moore y Bobby Charlton en 1966. Cuatro años más tarde llegaría un nuevo mundial y que se desarrollaría por primera vez en México, un país que traía consigo la cruel masacre a de Tlatelolco, ordenada por el presidente Guillermo Díaz Ordaz, hacía estudiantes universitarios y a la vez con la organización de los Juegos Olímpicos, todo en un mismo año, un ambiguo 1968. Dos años después el mundial tendría sabor azteca.
Para 1938, el mundo ya sentía, poco a poco, cómo un conflicto de enormes proporciones se avecinaba, sobre todo por la presencia de líderes facistas como Mussolini en Italia y Hitler en Alemania, quien al puro estilo de su colega en el 34, organizó los juegos olímpicos de Berlín en 1936 para demostrar la superioridad de la raza aria. Y fue precisamente en este evento donde el entonces presidente de la FIFA, Jules Rimet, decidió llevar la Copa del Mundo a su país, Francia.
Corría el año de 1930, el mundo a penas superaba la depresión económica que sufrió Estados Unidos tras la caída de la Bolsa de Valores en 1929. Uruguay venía de consagrarse campeón olímpico en París 1924 y Ámsterdam 1928, con figuras como Héctor Scarone, José Andrade, José Nasazzi y el poderoso astillero Pedro Petrone.
Habían pasado 8 años de aquella catastrófica y traumática derrota de Brasil en su casa. En ese período se disputó el mundial de Suiza 1954, en el cual las grandes estrellas de Hungría, el entonces mejor equipo del mundo, se midieron ante Alemania Federal en la final de la Copa. Aquel partido es conocido como el ‘Milagro de Berna’ por la épica remontada de los germanos por 3 a 2. Tras esta Copa del Mundo, la FIFA decidió otorgarle la sede del mundial a Suecia. En este torneo participaron 16 equipos, como una de las novedades principales estaba el regreso de Argentina tras 24 años. Por otro lado, este sería el primer mundial que ya no contaría con la presencia de Jules Rimet, el principal gestor de la organización de mundiales, quien falleció dos años antes.
En 1934, el mundo vivía un ambiente marcado por ideologías extremistas, una de ellas el facismo, una tendencia que nace en Italia y que tuvo como principales características el totalitarismo y la exaltación del nacionalismo. En ese contexto y ante la presión del dictador italiano, Benito Mussolini, la FIFA decidió otorgarle la sede del mundial de 1934 a ese país. Con ello los preparativos comenzaron y a esta ‘fiesta’ quisieron sumarse más de 30 invitados, pero el cupo era únicamente para 16, entonces por primera ocasión hubo una fase eliminatoria en la que, por única vez, en la historia el anfitrión tuvo que ser parte de ella. Mientras tanto, por el lado de América, Argentina y Brasil acudieron sin jugar estos partidos ya que ningún país quiso participar, incluyendo al vigente campeón del mundo, Uruguay, que en represalia por la negativa de los europeos a jugar su mundial, cuatro años atrás, decidió no asistir.
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En el marco de la presentación oficial del convenio entre Mareauto y la Federación Ecuatoriana de Fútbol, el director técnico de la selección ecuatoriana de fútbol, Gustavo Alfaro, explicó que hasta el 21 de octubre definirá la lista de 55 jugadores seleccionables para el Mundial de Qatar.