México 70 y el pináculo del fútbol

 México 70 y el pináculo del fútbol
Antecedentes 

La década de los 60’s en el mundo generó cambios transcendentales. En la cultura, Andy Wahrol y su arte pop mostraban una nueva forma de entender las imágenes; los Beatles por su parte revolucionaron la música, con su Rock and Roll. Mientras tanto, en el fútbol quien más sino Pelé era el llamado a reinar el planeta, con sus gambetas y sus irrepetibles goles, junto a él un tal Mané Garricha, quien fue el líder de Brasil en la conquista del título mundial del 62. En esta década, Inglaterra también levantó un trofeo mundial de la mano de Bobby Moore y Bobby Charlton en 1966. Cuatro años más tarde llegaría un nuevo mundial y que se desarrollaría por primera vez en México, un país que traía consigo la cruel masacre a de Tlatelolco, ordenada por el presidente Guillermo Díaz Ordaz, hacía estudiantes universitarios y a la vez con la organización de los Juegos Olímpicos, todo en un mismo año, un ambiguo 1968. Dos años después el mundial tendría sabor azteca.  

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Pelé se convierte en el Rey del Fútbol
 
Meses previos al mundial, había muchas dudas en Brasil, Joao Saldanha, estratega de la selección consideraba que Pelé, con 30 años, estaba más cerca del retiro que de la gloria. Al final, la presión de la prensa y de la propia dictadura militar obligaron a Saldanha a dejar el cargo y pusieron a Mario Zagallo, un hombre de la generación dorada de Brasil y que no tuvo problemas en convocar a Pelé y devolverle la capitanía. Quizás la historia del fútbol no hubiese sido la misma sin ese Brasil de ‘O Rei’ en el 70. 
 
Entonces, el 31 de mayo arrancó la novena Copa del Mundo en la que participaron 16 selecciones. En esta ocasión, por Sudamérica estuvieron, además de los ‘cariocas’, Uruguay y Perú, que fue el equipo que dejó fuera a nada más ni nada menos que a Argentina. 

De los cuatro grupos; en el primero, los ganadores fueron la Unión Soviética y México; en el grupo B, Italia y Uruguay se clasificaron; en el grupo C, Brasil e Inglaterra se repartieron los primeros puestos, cabe recalcar que en el partido de fase de grupos entre ambos equipos, el golero inglés Gordon Banks le atajó un remate de cabeza a Pelé que lo convirtió en leyenda en su país. Finalmente, en el grupo D, Alemania Federal y Perú sortearon la ronda.
 
Los cuartos de final dejaron partidos interesantes, como aquel Uruguay versus la Unión Soviética, donde los sudamericanos vencieron por 1 a 0, o como aquel Brasil contra Perú donde la ‘samba carioca’ se paseó por toda la cancha y le metió 4 a la generación peruana liderada por Teofilo Cubillas. Entre tanto, en las otras dos llaves, Italia dejó fuera a los locales, que por primera vez llegaron a esa instancia y Alemania acabó con las ilusiones del campeón, Inglaterra.
 
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Las semifinales dejaron dos partidos épicos, el primero de ellos puso a los dos sudamericanos frente a frente. Brasil y Uruguay protagonizaron su propia revancha, los de la ‘verdeamarella’ tenían al fantasma del ‘Maracanazo’ al frente, pero la magia de aquel equipo que además de Pelé, tenía a los mejores número 10 de los grandes equipos de ese país: Tostao, Rivelino, Gerson y Jairzinho era imparable. Los ‘charrúas’ dieron la sorpresa al abrir el marcador por medio de Cubillas, sin embargo, la máquina brasileña en aquel mundial estaba aceitada. Clodoaldo, Jairzinho y Rivelino dieron vuelta al partido, el encuentro terminó con un 3 a 1. Para la anécdota queda la jugada de Pelé sobre el arquero uruguayo, en la que sin tocar el balón lo dejó desparramado en el piso, pero lamentablemente su remate, solo frente al arco, pasó desviado. En la otra semifinal, alemanes e italianos pelearon hasta el último minuto, en el ‘Partido del Siglo’. Por el lado alemán, Franz Beckenbauer y combo asediaban el arco rival, mientras que los italianos con Roberto Boninsegna respondían, parecía una pelea de box, un ‘toma y daca’ que culminó en 120 minutos y con el triunfo de Italia por 4 a 3. 

La gran final se la jugó en el mítico Estadio Azteca el 21 de junio. Brasil, el equipo más ofensivo del torneo, frente a Italia, el equipo más defensivo de las 16 selecciones clasificadas. Era la primera vez que italianos y brasileños se enfrentaban en una final, el que ganaba se llevaría para siempre el trofeo ‘Jules Rimet’ ya que la FIFA estableció que aquel que lo obtenga tres veces se quedaría con esta copa. El partido arrancó y Pelé, a los 18 minutos, se elevó y conectó de cabeza un centro desde la izquierda, gol de Brasil. El empate llegó por medio Boninsegna, pero la magia de Gerson y Jairzinho, pusieron nuevamente en ventaja a los sudamericanos. Finalmente, el cuarto gol fue obra del capitán Carlos Alberto con un pase que parecía milimétricamente calculado por Pelé. De esta forma Brasil se consagraba por tercera ocasión como campeón del mundo, la imagen de Edson Arantes Do Nacimento en hombros y recorriendo la cancha del Azteca con el sombrero de ‘Charro’ atravesaba el mundo, era la coronación de un deporte que en ese momento conocía a su rey y al mágico equipo de Brasil del 70, cuya leyenda sigue vigente.