QUITO CORRE CON EL CORAZÓN EN LA MANO

QUITO CORRE CON EL CORAZÓN EN LA MANO
  • Video Caption: SALUD: el desafío de las prótesis y ortesis
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Este domingo, 28 de septiembre, la capital ecuatoriana volverá a ser escenario de un acto que va más allá del deporte, la Carrera del Corazón, una cita donde cada paso es un gesto de esperanza.

No se trata solo de recorrer 5 o 10 kilómetros es, ante todo, una declaración colectiva en la cual podemos vencer al sedentarismo, la hipertensión y la obesidad, esas enfermedades silenciosas que la Organización Mundial de la Salud señala como causa de, al menos, 17 millones de muertes al año. En Ecuador, donde estas cifras resuenan con fuerza, la Sociedad Ecuatoriana de Cardiología, Núcleo de Pichincha, convoca a esta novena edición para recordarnos que cuidar el corazón no es un lujo, sino un compromiso diario.

Bajo el lema “Cada paso cuenta”, niños, jóvenes y adultos se unirán en una caminata de 5 km o en una carrera competitiva de 10 km. No hay requisito de edad ni de condición física, basta con la voluntad de sumar kilómetros por la salud propia y por la de quienes más lo necesitan. Lo recaudado servirá para financiar cirugías cardíacas infantiles y apoyar a personas en situación de vulnerabilidad. Así, la zancada de cada corredor se convierte en un latido que salva vidas.

La jornada se enmarca en el Día Mundial del Corazón, celebrado el 29 de septiembre en todo el planeta. Este año, el llamado es adoptar hábitos que fortalezcan nuestro sistema cardiovascular, desde una alimentación equilibrada hasta el abandono del cigarrillo, sin olvidar los chequeos médicos regulares. La prevención, cuando se hace costumbre, se vuelve el mejor escudo frente a las enfermedades.

Cuando la mañana quiteña despierte y las calles se llenen de pasos, no solo se escuchará el ritmo de una carrera, será el sonido de una ciudad que entiende que la salud comienza en el gesto más simple, mover el cuerpo para que el corazón siga latiendo fuerte. Y en esa cadencia, Quito entera correrá al unísono, recordándonos que cada paso —el mío, el tuyo— cuenta para todos.

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