En el marco del Día de los Derechos Humanos, WWF Ecuador reafirma su compromiso con una conservación inclusiva, equitativa y respetuosa de los derechos fundamentales. En un contexto donde la crisis climática, la pérdida de biodiversidad y la contaminación amplifican las desigualdades, proteger la naturaleza se convierte en una responsabilidad compartida.
Desde los territorios rurales hasta los urbanos, el cuidado de la naturaleza adquiere sentido a través de esfuerzos colectivos. Las mujeres, por ejemplo, lideran proyectos que restauran ecosistemas y adoptan prácticas regenerativas, fortaleciendo las economías locales y resignificando la sostenibilidad.
Asimismo, los pueblos indígenas, con su profundo conocimiento ancestral, son aliados clave en la protección de bosques, ríos y océanos. Los jóvenes y las personas con discapacidades también desempeñan un papel transformador, eliminando barreras y destacando la diversidad como una fortaleza.
Un ejemplo de este compromiso es el lanzamiento del Plan de Acción de Género del Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SNAP), liderado por el Ministerio de Ambiente, Agua y Transición Ecológica (MAATE), con el apoyo de WWF y otras organizaciones. Este proyecto busca mejorar las condiciones laborales de las mujeres, fortalecer la gobernanza y promover la inclusión. Además, en 2024 se celebró el Congreso de Organizaciones Juveniles en Sucumbíos, donde se avanzó en políticas públicas sostenibles para la Amazonía.
La conservación no es solo un tema ambiental; es un derecho humano fundamental que nos conecta a todas las personas. Para WWF, preservar el ambiente significa defender la vida misma, garantizar la dignidad de las personas y construir un legado sostenible para las generaciones futuras.